Ubicada en Concepción del Uruguay, la Basílica Inmaculada Concepción ofrece una experiencia única que conjuga historia, espiritualidad y patrimonio nacional.
En el corazón de Concepción del Uruguay, provincia de Entre Ríos, se erige uno de los templos más emblemáticos de la región de Salto Grande: la Basílica Inmaculada Concepción, declarada Monumento Histórico Nacional en 1942. Su majestuosidad no solo reside en su arquitectura neoclásica, sino en la carga simbólica que alberga: historia política, fervor religioso y legado cultural profundamente regional.
Desde que se colocó su Piedra Fundamental el 8 de diciembre de 1857, por iniciativa del General Justo José de Urquiza, el templo ha sido protagonista de momentos clave en la historia nacional. Fue consagrada apenas dos años después, en 1859, y en 1871 comenzó a custodiar los restos del propio Urquiza, junto con los de su esposa Dolores Costa y sus padres. Hoy, ese mausoleo es un Sepulcro Histórico Nacional, visitado por turistas, fieles y estudiosos.
Un puente entre Roma y la región
El reconocimiento eclesiástico tampoco es menor. La basílica fue declarada filial de la Archibasílica de San Juan de Letrán de Roma —la iglesia madre del catolicismo— gracias a una gestión iniciada en 1851 por el sacerdote Miguel Vidal y aprobada por el Papa Pío IX.
Esta distinción otorga a los fieles la posibilidad de obtener indulgencias como si estuvieran en la archibasílica romana, siempre que cumplan las condiciones espirituales requeridas y visiten el templo en fechas litúrgicas especiales o en peregrinación.
Este privilegio, inusual para templos fuera de Europa, potencia el valor de la Basílica como destino de turismo religioso, sumando así un nuevo atractivo a la región de Salto Grande.
Patrimonio restaurado y proyección futura
En los últimos años, la Basílica fue completamente puesta en valor. Se incorporaron nuevas pinturas en su cúpula que representan diversas escenas religiosas y se acondicionaron espacios interiores que habían sufrido deterioro. Este proceso, acompañado por el interés de la comunidad local, fortalece el rol del templo como lugar de encuentro espiritual y cultural.
Además, se prepara un nuevo homenaje: el futuro mausoleo de Arturo Frondizi, que será emplazado también en este sitio. Así, el templo seguirá siendo testigo de la historia argentina contemporánea, consolidando su posición como referente en el circuito turístico patrimonial de la región.
Turismo con identidad: fe, memoria e integración regional
La Basílica Inmaculada Concepción no es solo un templo, sino un puente entre el pasado y el presente. Su valor trasciende lo religioso y se integra a una narrativa más amplia: la de los pueblos que construyen memoria colectiva desde la fe, el arte y la soberanía cultural.
Quienes la visitan se sumergen en una atmósfera de recogimiento, historia y belleza arquitectónica. En cada detalle, desde las imágenes sacras hasta la luz que atraviesa sus vitrales, se respira identidad regional. Por eso, este templo es mucho más que un destino: es una experiencia que transforma.