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Crisis citrícola en Entre Ríos: productores abandonan las quintas por falta de apoyo financiero

Crisis citrícola en Entre Ríos

A pesar de la declaración de emergencia agropecuaria, la falta de asistencia crediticia deja a muchos citricultores del norte entrerriano al borde del abandono. Desde la FeCiER advierten que sin financiamiento sostenible, el “motor económico y social” de la región puede colapsar.

La declaración de emergencia agropecuaria dictada por el gobierno nacional en octubre —vigente desde el 4 de julio de 2025 hasta el 15 de julio de 2026— no alcanza para frenar la caída del sector citrícola en los departamentos Federación y Concordia.

Las heladas y el granizo destruyeron más de 800 hectáreas de producción, y según Melania Zorzi, presidenta de la Federación del Citrus de Entre Ríos (FeCiER), muchos productores “no tienen espalda para soportar esta situación”. La medida oficial solo contempla exenciones impositivas parciales, pero no asistencia financiera directa.

“Hay productores que directamente abandonaron las quintas. Han cortado plantas y buscan dedicarse a otra cosa”, advirtió Zorzi en una entrevista a Diario Junio .

Sin crédito ni respaldo: el riesgo de perder un motor regional

La dirigente citrícola explicó que, mientras el gobierno provincial alega falta de fondos, los productores reclaman créditos a tasas razonables y con plazos de gracia de al menos tres años. De lo contrario, cualquier préstamo se convierte en “un salvavidas de plomo”.

La citricultura es la principal actividad económica del noreste entrerriano, con unos 1.800 productores y más de 10.000 trabajadores vinculados a la cosecha, empaques, transporte y logística.

“El citrus mantiene viva a la gente en el campo. Es una actividad con fuerte arraigo y compromiso social”, sostuvo Zorzi.

Heladas, pérdidas y temporada corta

Las bajas temperaturas y la caída de granizo redujeron drásticamente el rendimiento y acortaron la temporada. “Normalmente se trabaja todo el año, pero esta vez se termina en diciembre”, explicó Zorzi.
Buena parte de la fruta cayó al suelo o quedó inutilizada para cámaras de frío, lo que impide prolongar el período de cosecha.

En Concordia, el impacto social es visible: “La gente quiere trabajar, pero la cosecha se achica. Esto afecta directamente a los barrios más vulnerables”, afirmó la titular de la FeCiER.

Inflación, salarios y el desafío del consumo interno

Aunque la baja de la inflación genera cierto alivio, Zorzi advirtió que las economías regionales sufren: “Necesitamos que la gente tenga más dinero en el bolsillo para consumir más cítricos”.
El bajo poder adquisitivo afecta tanto el mercado interno como las perspectivas de exportación.

Actualmente, solo dos empresas —una en Concordia y otra en Chajarí— exportan fruta, mientras el resto volcó su producción al mercado interno. La dirigente expresó expectativas por las gestiones ante Estados Unidos para reabrir el comercio de cítricos dulces, al igual que logró Uruguay.

“Si se abre el mercado estadounidense, la ecuación puede cambiar completamente”, señaló.

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