Mercosur

El Instituto de DDHH del Mercosur busca combatir «la diseminación de informaciones falsas»

«Debemos profundizar en temas como la necesaria reglamentación de los discursos de odio», dijo la nueva directora ejecutiva del organismo en declaraciones a Télam, quien comentó que le pondrá una «impronta brasileña» a su gestión. 

La directora de Relaciones Institucionales del Instituto de Políticas Públicas en Derechos Humanos del Mercosur (Ippdh), Andressa Caldas, asumirá al frente de la Dirección Ejecutiva de ese organismo, desde donde anticipó que buscará hacer foco, con una «impronta brasileña», su país natal, en la «concreción de nuevas herramientas de participación social», el armado de «sistemas integrales de cuidado» y el abordaje de los desafíos que plantean «la inteligencia artificial, los discursos de odio y las fake news».

La ceremonia de traspaso en la que Caldas será nombrada al frente de la Dirección Ejecutiva de la entidad, en reemplazo del argentino Remo Carlotto -que tras cumplir su mandato presentará su informe de gestión-, se realizará este lunes a las 11 en la sede del Ippdh, ubicada en el Espacio Memoria y Derechos Humanos exESMA, en la ciudad de Buenos Aires.

A propuesta de la Reunión de Altas Autoridades sobre Derechos Humanos del Mercosur (RAADH), y siguiendo el criterio de rotación de nacionalidades por orden alfabético, el cargo es ocupado tradicionalmente por el representante de uno de los Estados Partes del bloque (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) y designado por el Consejo del Mercado Común (CMC) para un período de dos años.

En declaraciones a Télam, Caldas, quien es jefa del Departamento de Relaciones Institucionales de la entidad desde 2015, expresó su «enorme entusiasmo» en poder «profundizar y consolidar todo lo que se ha logrado avanzar» y en seguir encontrando «puntos comunes en las agendas» de los estados partes y asociados del Mercosur trabajando fuertemente «a través de cooperaciones bilaterales».

Asimismo, destacó la necesidad de abordar «los nuevos desafíos que se plantean a nivel regional y mundial» desde el «ámbito colaborativo, de concertación y de búsqueda de consensos» que caracteriza al Ippdh.

El Instituto fue creado en 2009 con el objetivo de contribuir al fortalecimiento del estado de derecho en los distintos países que lo integran y consolidar los derechos humanos como parte fundamental de la identidad y el desarrollo de ese organismo.

-¿Cuáles considera que son los principales aportes del Ippdh para la región en estos 15 años de trayectoria?

-El Ippdh es un órgano que brinda apoyo, asistencia y cooperación técnica a los Estados y al Mercosur en lo que se refiere a la producción, implementación, evaluación y seguimiento de políticas públicas. Son ejemplos de ese camino recorrido la construcción de directrices relacionadas a políticas públicas del ámbito migratorio, a la protección de niños y niñas y adolescentes en zonas de fronteras o a la consolidación de políticas regionales de Memoria, Verdad y Justicia. Más concreto aún fue la construcción, por ejemplo, de un proyecto que derivó y fue aprobado en lo que hoy es la Convención Interamericana sobre la Promoción de los Derechos Humanos de las Personas Mayores.

-¿Qué lineamiento fundamental cree que caracterizará su gestión al frente del Instituto?

-Desde una impronta brasileña en estos próximos dos años de mi mandato quiero avanzar con la difusión y la concretización de nuevas herramientas de participación social. Tenemos un Foro de Participación Social, que existe desde 2015 y con el que hemos realizado 12 consultas públicas de ámbito regional. A partir de esas propuestas y sugerencias de la sociedad civil, conformamos una agenda social regional en distintas temáticas. Vamos a avanzar en la construcción de una matriz que permita un seguimiento por parte ciudadanos, organizaciones y movimientos sociales de la región para que vean el avance de esas propuestas en el ámbito regional e interno de cada uno de los países.

-¿Cuáles considera que son los principales desafíos a afrontar que hacen tanto a la región como a los tiempos que corren?

-Hay algunos temas importantes que los Estados nos han solicitado, como el avance en la producción de documentos, el armado de cursos de formación y capacitación, de instancias de diálogo social o la elaboración de campañas de sensibilización. Debemos profundizar en temas como la necesaria reglamentación de los discursos de odio y estrategias de prevención y combate frente a la diseminación de informaciones falsas, que son problemáticas sobre las que se ha reparado a nivel regional y global. También el tema de las inteligencias artificiales y la necesidad respecto de los principios de derechos humanos para la utilización de las mismas.

-Otra temática que tomó protagonismo en la Declaración de las Altas Autoridades de los Derechos Humanos en Brasilia y en la Cumbre de Presidentes que se realizó en Río de Janeiro el año pasado, son los trabajos de cuidado ¿Qué acciones cree necesarias en esa área?

-Es un tema importante en el que ya estamos trabajando y vamos a avanzar con mucha energía este año a través del armado de un diagnóstico y de propuestas en el ámbito regional para la construcción de sistemas integrales de cuidado. Si bien es una problemática global, la región tiene especificidades y aportes muy valiosos en lo que se refiere al armado de normativa, instituciones y políticas que visibilicen el trabajo del cuidado que es mayoritariamente realizado por las mujeres en nuestra región y en el mundo. La idea es a partir del armado de políticas públicas, visibilizar, reconocer y reparar este servicio que todavía sigue siendo invisibilizado dentro de lo que se llama hoy «Economía del Cuidado».

-¿Qué destacaría del caso argentino en materia de derechos humanos?

-Argentina es un ejemplo no sólo en lo que se refiere y que ya es reconocido internacionalmente, que son las políticas de Memoria, Verdad, Justicia y reparación, sino también en otras temáticas relacionadas. El país es vanguardia, por ejemplo, y ha logrado elevar el estándar de protección relacionado a los migrantes con una ley migratoria reconocida mundialmente en lo que se refiere a la región como un todo. Cada país tiene sus especificidades y, justamente, me parece que algo invaluable de espacios como el Instituto es posibilitar ese intercambio de buenas prácticas, de iniciativas o de errores, siempre en una dinámica colaborativa y solidaria.

-¿Cómo se fortalece un organismo internacional frente a cambios de gobierno que pueden implicar un cambio de perspectiva en materia de derechos humanos?

-Lo que prevalece en el Ippdh es una relación de coordinación, intercambio, solidaridad y cooperación entre los países que lo integran. Las políticas de derechos humanos son políticas de Estado, no son políticas de gobierno, y eso se ha demostrado. En ese sentido, cuando hay gobiernos de distintos signos o ideologías, se da aquí un espacio de concertación y de búsqueda de consensos. El Mercosur funciona desde su creación con base en el consenso y eso exige diálogo, encuentro, escucha y me parece bueno que nuestro aporte en el ámbito de las políticas sociales y, en especial, las políticas de derechos humanos, sea facilitar este diálogo.

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