Una multitud de personas se manifestaron este sábado desde las 19:00 horas en el marco de la Marcha del Silencio que se llevó adelante por la tradicional avenida 18 de Julio, bajo la consigna: “¿Dónde están? Nunca más terrorismo de Estado”.
Miles de uruguayos marcharon este sábado por la avenida principal de Montevideo para pedir verdad y justicia por los detenidos desaparecidos durante la última dictadura (1973-1985). Como cada año desde 1996, la Marcha del Silencio fue convocada por madres y familiares de las víctimas y estuvo encabezada por la pregunta que reiteran desde hace medio siglo: ¿Dónde están? Una multitud silenciosa de niños, jóvenes, adultos y mayores caminó bajo un cielo encapotado con las imágenes de los 197 desaparecidos. “Nunca más terrorismo de Estado”, fue la consigna que atravesó la jornada, cuando falta un mes para que se cumplan 50 años del golpe cívico militar.
Minutos antes de que comenzara la marcha, Ignacio Errandonea, integrante de la organización Madres y Familiares de Uruguayo Detenidos Desaparecidos se mostró emocionado al ser consultado por la cantidad de gente presente. “Es realmente emocionante. Es una tranquilidad también, porque no sé cuántos cortes de pelo más me quedan, pero sé que con la juventud que ha tomado la bandera y va a seguir peleando por nuestros familiares, los vamos a encontrar. Eso me da una tranquilidad enorme”, sostuvo.
La Universidad de la República acompaña una nueva Marcha del Silencio
NUNCA MÁS terrorismo de Estado pic.twitter.com/Fgg2LkpVRD
— Universidad de la República (@Udelaruy) May 20, 2023
TESTIMONIOS
“La Marcha del Silencio es lo más gratificante que ha existido y que sigue existiendo; ha permitido que pudiéramos sostener una lucha que solo crece”, dice Elena Zaffaroni, viuda de Luis Eduardo González, detenido desaparecido en 1974. Ese año, Zaffaroni y González fueron llevados al Regimiento de Caballería número 6, donde ella ―con 24 años y embarazada de cuatro meses― fue obligada a presenciar las torturas que le infligían a su marido, de 22 años. González, estudiante de medicina, militante gremial y del Partido Comunista Revolucionario, murió a causa de las torturas, según el informe de la Comisión para la Paz de 2003. Su cuerpo aún permanece desaparecido.
“Los perpetradores directos no hablan. Hay un pacto de silencio y lo han respetado a fondo”, explica Wilder Tayler, encargado de la búsqueda de desaparecidos en la Institución Nacional de Derechos Humanos. Cuando las hubo, la mayoría de las versiones sobre el destino de los cuerpos han sido contradictorias y desmentidas por la vía de los hechos, señala. Tayler considera necesario un llamamiento público desde la cúspide del Estado para que se entregue toda la información. “Sería muy importante un gesto público desde las más altas jerarquías porque le daría confianza a aquellos que tienen algo para decir”, añade.
Ese gesto institucional, continúa Tayler, estaría en sintonía con el consenso social que existe en torno a los desaparecidos y que tiene su “expresión más viva” en esta marcha, con la presencia masiva de las nuevas generaciones. “Es un fenómeno mayormente de gente joven”, destaca. En esa participación de los jóvenes está vivo el reclamo por los desaparecidos, acota Zaffaroni, pero también el “nunca más” terrorismo de Estado. En Uruguay hubo 6.000 presos políticos procesados por la justicia militar, recuerda, de los cuales la gran mayoría fue torturada. Además, el aparato represor del Estado uruguayo coordinó sus acciones con las dictaduras de la región en el marco del Plan Cóndor. De hecho, la mayor parte de los casos de uruguayos detenidos desaparecidos ocurrió en Argentina.
“La sociedad uruguaya no tolera este tipo de cosas. No puede ser que en Uruguay haya familias que no sepan qué pasó con sus hijos, sus tíos, sus hermanos, sus primos, sus padres”, dice Santiago Gutiérrez, de 28 años, presente en la marcha. Gutiérrez es nieto de Héctor Gutiérrez Ruiz, político uruguayo asesinado en Buenos Aires en 1976. El 20 de mayo es especial para Santiago, porque ese día del año 76 el cuerpo de su abuelo fue hallado junto a los cadáveres de los uruguayos Zelmar Michellini, Rosario Barredo y William Whitelaw. En homenaje a su memoria, los uruguayos empezaron a marchar en silencio el 20 de mayo de 1996.
“El hecho de mantener viva la llama es la única forma de que podamos construir una memoria fiel a los hechos y que eso nos pueda permitir aprender y que no vuelva a pasar nunca más”, remarca Gutiérrez. Como su abuelo, el joven forma parte del Partido Nacional (hoy en el Gobierno), aunque asegura que esta movilización ciudadana está por encima de los colores partidarios. La militancia de las nuevas generaciones es mayor en causas significativas como esta, opina, que dentro de los partidos políticos. “Creo que los jóvenes hemos ido cambiando nuestra manera de expresarnos políticamente”, agrega.
Fuente: con información de Uypress y El País/ Foto: Santiago Mazzarovich / adhocFOTOS