- Por: Facundo Stivanello Bernardi
El gobernador de Entre Ríos, Rogelio Frigerio, ha intentado desde que asumió constituirse como el mejor alumno de Javier Milei. Desde su jura hasta la fecha, el mandatario provincial ha intentado congraciarse, manifestando un apoyo casi irrestricto en cada una de las medidas que ha impulsado el presidente de la nación. Ante el DNU, la ley ómnibus y frente al Pacto de Mayo, la respuesta del gobernador siempre fue de acompañar, casi sin matices.
Para ser justos, hay que señalar que la situación de cada actor con responsabilidad de gobernar los territorios, sea provincia o municipios, es más que complicada debido a las dificultades de una economía que arrastra problemas desde hace una década pero fundamentalmente por el modelo económico que está implementando Milei, porque simplemente es insostenible en términos sociales y económicos. Sin dudas, cuando hay que pagar sueldos y garantizar prestaciones y servicios públicos, el pragmatismo manda, pero no alcanza solo con eso; hay que tener visión, compromiso y proyectar en la incertidumbre.
La realidad es que hasta la fecha, los buenos gestos de Frigerio y su acompañamiento al gobierno de Milei no fueron correspondidos y no han generado ningún beneficio o alivio para la situación de la provincia. La realidad es que como el resto de los Estados subnacionales, Entre Ríos está siendo sistemáticamente perjudicada por el gobierno nacional.
Para comenzar, según el Centro de Economía Política Argentina (CEPA), la coparticipación y los recursos de origen nacional -que para nuestra provincia representan más del 70% de los recursos totales- cayeron en términos reales en torno al 26%. De esos recursos nacionales, más del 80% son recursos coparticipables, que a su vez, están integrados casi totalmente por la coparticipación del IVA y el impuesto a las ganancias. Por su naturaleza, estos impuestos tienen estrecha relación con la actividad económica y por ende con la política económica del gobierno nacional.
Cómo viene sucediendo hasta ahora y como se avizora hacia adelante, la merma de la actividad económica producto de la brutal recesión en la que nos ha sumergido Milei va a dañar cada vez más las arcas provinciales. Los recursos de la provincia, con este modelo, caerán en términos reales sostenidamente y no hay servilismo del gobernador ni aporte discrecional del gobierno nacional que pueda revertir esta realidad. Si la economía sigue cayendo, inevitablemente se va a llevar puesta la provincia y ese es el camino que Milei eligió; es el “el norte que propone el presidente”, sobre el que el gobernador públicamente manifestó estar de acuerdo. El ajuste fiscal sin más, cómo ya se probó largamente en la historia, es una serpiente mordiéndose la cola porque la recaudación termina cayendo al ritmo del gasto.
De este elemento creo que se desprende el mayor de los problemas para Entre Ríos y fundamentalmente la conclusión respecto a que el posicionamiento de Frigerio no es pragmático – al menos en términos de los intereses de los entrerrianos – sino profundamente ideológico. No se encuentra explicación ante la pasividad con la que el gobierno provincial acepta la sucesión de medidas que perjudican a la provincia, diferenciándose de 16 distritos (entre los que se incluyen las socias de la región centro) que reclaman judicialmente por sus recursos. La quita del Fondo de transporte, del Fonid, los despidos de entes nacionales, los fondos de la caja de jubilaciones, el retiro de programas nacionales y otros embates contra nuestra provincia hasta ahora se encontraron sin respuesta y sin reacción.
Si se trata de defender los intereses de las y los entrerrianos, la postura del gobierno provincial debe virar 180º grados y resistir organizadamente con el resto de gobernadores al modelo Milei. Podría quizás Frigerio, haciendo uso de su liderazgo, protagonizar un espacio que ponga límites al atropello constante del presidente contra nuestro pueblo, contra la República y contra el Federalismo; podría honrar la historia de nuestra provincia defendiendo férreamente las ideas de sus próceres y por las cuales luchó nuestro pueblo.
El otro camino es el de la displicencia, de la especulación y posiblemente el de la complicidad ante la tragedia social que atravesamos. Con humildad y con el respeto que nos merece quién fue elegido por los entrerrianos, le pedimos al gobernador que intente ser alumno de la tradición de grandes entrerrianos como Ramirez, Urquiza y Lopez Jordán y no de Javier Milei, a quién le espera un triste protagonismo en las páginas más tristes de la historia de la Patria.